Crónica de David Campos
La construcción del telescopio reflector con diseño dobsoniano (tal como decía Dobson “telescopio callejero”) es un taller que hace tiempo tenía en mente hacer, prácticamente desde que me inicié en el mundo de la astronomía y me explicaron que era posible construir un telescopio reflector comprando la óptica (espejo primario, secundario y ocular) y el resto de materiales con muy bajo coste (tubos de PVC, teflón, madera o contrachapado, tornillos, etc.). Además, son telescopios con ópticas de 15 o 20 cm de objetivo (en nuestro caso 15 cm), que ya te permiten la visualización de no pocos objetos estelares.
Después de haber asistido a los encuentros de ApEA por primera vez y aprovechando que eran en el planetario de Castellón (una ocasión única), he podido comprobar que estos encuentros son mucho más que unas jornadas, ya que confluyen profesionales y aficionados a la astronomía de toda España (astrofísicos que trabajan en observatorios y planetarios, profesores de cualquier nivel educativo, etc.); con una amplia gama de conferencias y talleres, además de dos concursos (relojes de sol y artilugios astronómicos).
Entre esta vasta oferta, se encontraba el taller de la construcción del telescopio que mencionaba anteriormente, por supuesto, una ocasión que no podía dejar escapar. Además, el planetario de Castellón es un lugar privilegiado que pocas ciudades poseen y que nos permite aprender y disfrutar de la ciencia; sin duda, su visita es una gran actividad extraescolar que podemos realizar con nuestros alumnos.
Este taller estaba impartido por el profesor vasco Julen Sarasola (jubilado un día antes de venir a Castellón, como le gustaba decir). La verdad es que el primer día del taller, tras la explicación teórica, me invadió una profunda sensación de frustración, porque después de ver todo lo que había que hacer, y dada mi poca experiencia en técnicas de taller, pensaba que éste sobrepasaba mis aptitudes; pero una vez manos a la obra, me di cuenta de que quizás sí que lo podíamos conseguir. Aunque la mayoría de la gente asistente al taller sólo venían de oyentes, Francesc Xavier y yo veníamos dispuestos a llevarnos el telescopio a casa; así pues, dedicamos un par de tardes de trabajo duro para conseguirlo. Es cierto que nos faltó una tarde más, pero dejamos el proyecto emprendido casi acabado y con las ideas bastante claras sobre cómo finalizarlo.
Sin duda, una experiencia en la que cualquier aficionado a la astronomía debería embarcarse, para poder valorar mejor este gran artilugio que nos permite ver a través de la ventana de nuestra casa “El planeta Tierra”.
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